Después del rico desayuno, de la noche larga y accidentada, de la tarde de sobresaltos y de conocer a las curiosas hermanas del convento de Santa María Auxiliadora, me dispuse ha regresar al coche arreglar el pinchazo ahora que no llovía y era de día.
Me dirigí a la celda a recoger mis cosas, me despedí de cada una de las hermanas,
Sor.Olla me preparo en un paño unos bollos para el viaje,
Sor.Haya unas piezas de fruta del huerto,
Sor.Teo al darme dos besos me pinchó con su incipiente barba y así una a una.
Ya caminaba a la salida del convento, cuando una monja, de la que no me había percatado hasta el momento, se me acercó. La hermana, de tez blanca y sin ninguna señal del paso del tiempo en forma de arrugas, lineas de expresión, llagas u otro tipo de oxidación epidérmica, portaba en su mano izquierda un polo de dos sabores, en noviembre en Teruel, no es muy normal. Me agarró del brazo, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo cuando noté su contacto, y me acompañó hasta el gran portón que separaba el paso del tiempo exterior del interior perenne. La monja, abrió el portón con gran maestría, una bocanada de aire fresco de jaras y musgo, inundó toda la galería. Miré hacia atrás y pude observar la cara se satisfacción de las hermanas al sentir tan refrescante brisa. Cuando terminó de abrir el portón completamente mi acompañante, me despidió con gracia y enérgicamente, pero cuando terminó de despedirse, se quedo petrificada, y desde sus pies hasta su cabeza, una especie de escarcha comenzó a aparecer de su piel inmaculada, a los cinco segundos estaba totalmente congelada y a los 10, varias estalactitas aparecieron en brazos y nariz. Yo, asustado; aunque algo así, después de la noche pasada me lo podía esperar, llamé a las hermanas para que la hicieran entrar en calor, antes que se congelara del todo.
Cuando las monjas llegaron al portón, 10 metros nos separaban y tardaron 2 minutos, me dijeron que estuviera tranquilo que a Sor.Vete no le pasa nada malo, lo único que cuando se despide, desea las buenas noches o dice hasta mañana, entra en un estado de criogenización del que sale como nueva a las 12 horas de dicho fenómeno.
Me volví a despedir de todas ellas sin no antes hacer una foto al grupo, para tenerla de recuerdo, de esta agradable y curiosa aventura gracias a una avería en las llanuras heladas de la provincia de Teruel.
Fin.