30.11.10

'Sores' del Convento M. Auxiliadora 8

Clongggg
Clongggg
Clongggg
..
Me despierto, con los primeros rayos de sol y con el sonido constante y penetrante de las campanas del convento,  después de la larga y aparatosa noche.
Clongggg
Clongggg
Clongggg
...
Las campanas no paran de sonar, es como si la hermana que las toca, he hubiera quedado enganchada a la cuerda de la campana.
Clongggg
... 
Ya está dentro de mi cabeza, cada onda de cada nuevo replique, rebota en mi cerebro y no sale, formándose un colapso de campanadas, que ni el mejor Ben Sims lograría con sus mezclas . Como puedo y aturdido por los Clongggs repetitivos, me lavo la cara, me visto y salgo de la celda dirección del comedor. Cada dos pasos un nuevo toque se produce. cuarenta y ocho toques de campana hasta que llego a la puerta del comedor. Cuando me dispongo a abrirla Sor.Prendida, envuelta en llamas sale como un cohete del comedor escaleras arriba. Yo prosigo con mi camino, entendiendo el hecho de ver, a la Antorcha Humana vestida de monja, como algo ya normal. Al entrar en el comedor, saludo con los buenos días nos de Dios, a toda la congregación que sentada espera el desayuno.
ClonggggClongggClangggg.
Cuando ya había asimilado el tono de las campanas de repente cambia de registro y de frecuencia. Después de dos minutos sentados, entró en el comedor Sor.Olla con el desayuno: bollos, pan con aceite, chocolate y azúcar. Poco a poco fue repartiéndolo por toda la mesa. Antes de empezar a comer, hay que rezar, como faltaban dos sitios, uno de ellos a mi vera, teníamos que esperar. En ese momento me percaté que las campanas ya no sonaban.

Era ver ese chocolate calentito, del cual emanaba vapores que hacían que mis glándulas salivares se activaran y ver esos bollos que me estaban llamando que no podía resistir. Cuando la tentación de empezar el desayuno sin las plegarias requeridas no podía ser controlada, aparecieron por la puerta Sor.Prendida y una monja mayor, como todas las demás, con bastante papada y muy arrugada. Como eran las dos que faltaban y las campanas no sonaban más, supuse que sería la campanera del convento. Por suerte o por desgracia era mi compañera de desayunos. Se sentó en el sitio que había a mi vera y comenzamos a rezar. Como no tenia rosario, mi despertador particular me dio uno suyo
Mientras desayunábamos, no pude reprimirme y le dije, que vaya despertares con la campana se trae. Cuando terminé la frase, me miró, frunció el ceño, bajo la mano hasta el bolsillo, saco una trompetilla de él, se la puso en el oído derecho y exclamo, ¡¿MANDE?!. Le repetí la frase en tono alto, y de nuevo exclamo: ¡¿MANDE?! HABLE MÁS CLARO. Dos golpecillos en la espalda me sobresaltaron, era de nuevo Sor.Prendida, que me aclaró, que la campanera era la hermana más solidaria, generosa y dadivosa que existía en el convento, pero que tiene un problema; cuanto más da, más capacidad auditiva pierde. Yo miré de nuevo a la hermana teniente y le dije: ¡BUENOS DÍAS HERMANA!; a lo que ella contesto: ¡ENCANTADA HIJO, ME LLAMO SOR.DÁ!.


1 comentario:

nines dijo...

jajajaja......dime como hago un libro porque es de obligada lectura la vida y milagros de este convento, un besazo